Erick Serrano Henríquez es un joven salvadoreño de 29 años. Tiene un pregrado en Trabajo Social por la Universidad de Alicante (UA) en el Reino de España. Ha participado en diferentes actividades vinculadas a la temática juvenil a nivel nacional e internacional, además de haber colaborado de manera directa con organizaciones internacionales en materia de juventud y es un ejemplo para los jóvenes de El Salvador, porque, como él, también se puede salir adelante y hacer cambios en el país.
Este joven será uno de los autores en el libro “El País que Viene: Opinan los jóvenes”. Conoceremos más de Erick en este proyecto que incluye a grandes personalidades jóvenes del país que buscan un bien común: cambiar la realidad de El Salvador.
¿En qué momento decidiste involucrarte y participar en temas de juventud?
Yo estaba estudiando el bachillerato en el INFRAMEN. Complicado el contexto, no como ahora, pero complejo en ese momento que yo estudié… estamos hablando de inicios del nuevo siglo. El fenómeno de la violencia estudiantil era candente no sólo en la institución en la cual yo estudiaba sino en general en la capital era una realidad, y ver que eso pasa y nosotros como jóvenes somos los que estamos haciendo eso, fue lo que me impactó en ese momento. Para mí fue impactante vivir de primera mano esa situación, ya no por ser algo exótico sino por todo el ecosistema socio-cultural y política que se desprendía de ahí. En ese momento me remonté a los romanos cuando tiraban a los hombres a los leones. Surgió un proyecto de incidencia para cambiar y frenar el ingreso de los estudiantes en los círculos conflictivos, por parte de una ONG española en El Salvador. La verdad siempre he sido muy curioso y me fui acercando, surgió un interés en el tema de meterse y hacer ruido sobre aquello. Estando en eso, me di cuenta que hacíamos más activismo juvenil y a mí, el activismo, me parece positivo e importante, pero poco práctico. Entonces creamos un comité local de jóvenes, también me acerque más a los movimientos sociales de incidencia social, sin embargo, en un punto cambie a una lógica de participación más ordenada e informada. Es positivo el hecho de que los jóvenes podemos pasar del activismo a la participación activa real.
¿Cuál es tu opinión sobre el proyecto “El País que Viene: Opinan los jóvenes”?
Transformador, una detonación. Una idea bien fresca, interesante, sobre todo por la concepción que yo tengo de El Salvador, siendo un país bien polarizado y esto (el proyecto) lo que hace es confluencia de individuos, de personas, y esa peculiaridad me parece que traer frescura e innovación a nuestra realidad. Creo que deberían de haber más procesos como este: libros, conferencias, reuniones o comités o como quieras definirles.
¿Sobre qué escribirás en este proyecto?
Sobre la integración centroamericana y el papel de los jóvenes en el proceso reciente de relanzamiento de la misma.
¿Cuál es tu opinión sobre el panorama actual de violencia e inseguridad en el país?
Es sofocante para la sociedad. Es un problema para todos los sectores sociales.
¿Qué pueden hacer los jóvenes para cambiar esto?
Lo primero es detectarlo como problema, que lo veamos como inconveniente, como algo que no es positivo en ningún caso, porque hay personas, no sólo jóvenes claro, que no lo ven como problema: viven en sus casas y ven que los policías están corriendo en sus pasajes o en sus calles y ya lo ven como natural. No tenemos que naturalizar o frivolizar esta situación, que siga siendo un problema y que actuemos ante esto.
¿Cómo los jóvenes pueden darse cuenta que son entes de cambio?
Es que no deberíamos de darnos cuenta de ello, creo yo, tendríamos meramente que actuar y, con cada acto que hagamos, creo que deberíamos de ser un agente de cambio con todo lo que hace: pensar, vestirse diferente, con escuchar música diferente que cualquier persona convencional, ver cine diferente. En definitiva, ser un detonador de nuevas ideas y herramientas para la realidad que no sea positiva.
¿Qué herramientas crees que los jóvenes necesitan para hacer cambios?
No creo que exista una receta única, pero por mi experiencia considero que los espacios reales de participación pueden ser una buena opción: un instituto de la juventud donde se vuelva más activa esa participación del concejo joven, porque hay un concejo joven donde participan los jóvenes relacionados con el asociacionismo, pero no debería enfocarse sólo en la participación de los jóvenes, es decir, no solo en el INJUVE, sino en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Educación, Ministerio de Gobernación, Policía Nacional Civil, es decir, donde exista una relación que tenga que ver con los ciudadanos, que somos los jóvenes, que votamos, pagamos impuestos, etc. Que nos dejen participar de manera real e informada.
¿Cómo ves al país en diez años?
A nivel de política, un acuerdo de Estado donde todos los entes políticos, todos los grupos políticos lleguen a un consenso, donde exista convergencia para los temas angulares del país, seguridad, desarrollo, economía, etc., y no como ahora que el sector empresarial, educativo, sociedad civil, seguridad cada uno va por su lado, realizan acciones como pequeñas islas o feudos. Cambiando esas formas entonces, posiblemente, seamos un país más respetuoso con el medio ambiente, con los derechos de las personas y donde podamos decidir de manera conciencia lo que verdaderamente nos beneficiaria como un todo.
¿Qué mensaje le darías a la juventud salvadoreña?
Que no creamos ni aceptemos que somos el futuro. Este es nuestro presente y, por lo tanto, somos los dueños de los cambios que podamos aportar… o lo dueños del desastre que se siga generando. También, que nos adueñemos de nuestra realidad, que la cambiemos si es negativa, si es positiva continuar, que sigamos abonándole a ella. Que nos sintamos parte de ese cambio y seamos actores activos y renovados en nuestro contexto.