Desde muy pequeña el escenario ha formado parte de su vida. El tutú, trajes de ensueño, las mallas, la música, los aplausos y el reconocimiento. También ha sido parte de su vida la disciplina, los doblones, la constancia y hasta el dolor.
La vida de un artista del nivel de Lucía Figueroa Flamenco no es fácil, sobre sus hombros pesa ser la bailarina principal de la Fundación Ballet de El Salvador. De complexión menuda y frágil, pero con un espíritu lleno de coraje y determinación; Lucía es maestra de baile de otras niñas que ven en el ballet una pasión.
¿Te dedicas al ballet desde muy pequeña verdad?
Sí, he sido constante. Antes practiqué otra disciplina pero ya no quise ir y luego vino el ballet y aquí estoy
¿Cuántos trajes de ballet hay en tu clóset?
¡Muchos! y todos los confeccionamos nosotros. Mi mamá me ayuda muchísimo.
¿En tu artículo veremos parte de tu vida?
Sí, escribo sobre mi historia como bailarina de ballet clásico en El Salvador, de cómo esta disciplina formó mi vida, de la situación de los artistas salvadoreños, y de mi visión y deseos para nuestro país.
¿Cómo crees que es la situación de los artistas salvadoreños en general?
Hay que seguir trabajando en eso, que se reconozca el trabajo del artista como cualquier otra profesión. Los artistas merecemos apreciación pues por medio de nuestro trabajo creamos cultura, creamos historia e inspiramos a niños y jóvenes a trabajar duro por lo que les apasiona. Mi deseo es contribuir a que podamos vivir de nuestro trabajo, porque ser artista es tan difícil y tan importante como cualquier otra profesión. Quiero cambiar el futuro de las nuevas generaciones y que en el país que viene éstas sean capaces de vivir de su arte.
Actualmente vemos a más chicos y jóvenes motivados por la cultura
Sí, yo pienso que en edades tempranas es de suma importancia que las personas mantengan su mente ocupada en actividades productivas que les permitan recrearse y superarse, evitando la posibilidad de emplear el tiempo libre en actividades que aporten negativamente a sus vidas. Muy frecuentemente se ve como hoy en día hay jóvenes que se involucran en pandillas o en drogas, es especial cuando los responsables en su hogar están ausentes la mayor parte del tiempo.
¿Por qué decidiste aplicar como coautor de El país que viene?
Porque pienso que es una acción muy positiva que reúne el pensamiento de diferentes jóvenes que han sido exitosos en distintos ámbitos y a quienes vale la pena escuchar. Libros como este ayudan a ver la situación de nuestro país desde diversas perspectivas y a tomar conciencia de lo que acontece. Es un honor para mí poder participar en él.
Menuda responsabilidad ser la bailarina principal de la Fundación de Ballet de El Salvador, cómo te sientes con eso
La verdad que sí. Soy bailarina principal y maestra en la Fundación Ballet de El Salvador. En esta organización promovemos el desarrollo de la danza en nuestra sociedad a través de la formación de jóvenes talentos y la puesta en escena de obras de ballet clásico y neoclásico, como Romeo y Julieta, El Lago de los Cisnes y América Mágica. Pero es algo que disfruto y me encanta hacerlo.
¿Cuáles son tus planes a futuro?
Bailando por supuesto, si la vida me lo permite. Y creando mis propias piezas de danza para grupos de bailarines. Me gusta mucho la coreografía y la producción. Considero que el arte es una poderosa herramienta de comunicación que nos permite expresarnos y hablarle al corazón de las personas.
¿Cómo fue tu infancia? ¿Qué recuerdas de tu niñez?
Fue hermosa. Pasaba mucho tiempo junto a mi familia quienes siempre me compartían su cálido amor y alegría. Con mis hermanos, primos y vecinos nos divertíamos mucho inventando y jugando a todo lo que nuestra imparable imaginación quisiera. Mi niñez fue una etapa preciosa en mi vida en la que abundaban sonrisas, aventuras y experimentos.
¿Qué mensaje le enviarías a la juventud salvadoreña?
Que veamos todo lo bueno y bello que tiene El Salvador, que amemos “lo nuestro” y nos sintamos orgullosos de ser salvadoreños. Cuando malas noticias abundan en los titulares es cuando más debemos hablar de las cosas positivas, jamás llenarnos de pesimismo, al contrario, creer y luchar con más fuerzas por hacer realidad nuestros proyectos. ¡Contagiemos esperanza!