Recientemente Adriana Juárez aceptó uno de los retos más importantes –hasta ahora- de su vida. Se echó al hombro la dirección de la juventud del partido ARENA y es la encargada de coordinar diversas actividades con las directivas departamentales y municipales.
Un reto que lo tomó con una sonrisa en el rostro y con mucho entusiasmo, a pesar de haber rechazado los partidos políticos en el pasado. Perteneció a un movimiento civil que cuestionó las actuaciones de los partidos pero descubrió en la juventud de ARENA que sí existe un complemento social, una parte en la que puede llevar ayuda a las comunidades y velar por otras personas.
Joven, talentosa, llena de sueños, con un profundo reconocimiento al prójimo, Adriana Juárez será una de las coautoras del libro El País que Viene
¿Cómo se convierte en Directora Nacional de la Juventud?
Yo vengo de un movimiento que se llamó Indignados SV, en ese entonces, iba a las reuniones, creábamos posturas e íbamos a marchas en defensa de la república y la Constitución. Nunca pertenecí a una familia activa en tintes partidarios.
Posteriormente me salgo del espectro de sociedad civil y me integro a ARENA a través del departamento de comunicaciones en la campaña de Norman Quijano; estaba emocionada de entrar en la política partidaria.
Decidí meterme a la juventud de ARENA cuando entendí el verdadero sentido de pertenecer a un sector de un partido: el trabajo social.
Cuando llegó Mauricio Interiano a la presidencia del COENA teníamos una visión en común de lo que queríamos de la juventud del partido y fue así que él deposito su confianza en mí.
¿En qué momento decidió participar en política y salirse de la masa apartidaria?
Un día, en mi búsqueda de entender el significado de ponerme el chaleco, hubo una gran tormenta tropical que afecto el Bajo Lempa y zonas aledañas. En ese entonces, el COENA decidió poner a disposición sus instalaciones como un centro de acopio. Yo fui con una caja llena de suéteres, sabanas y comida enlatada, cuando al entrar vi a toda la juventud del partido, vestidas con sus chalecos, pero esta vez, no estaban reunidos por un mitin, sino, estaban reunidos para ayudar a sus hermanos salvadoreños. En ese momento, fue que mi cuenta del verdadero sentido de ser arenera: acercar el partido a la comunidad.
Y ahí le cambió la percepción de la juventud arenera
Totalmente, sentí chivo ser parte de eso, me puse un chaleco y empecé a trabajar. Ahí conocí a varios líderes dentro del partido y poco a poco me fui involucrando porque le había encontrado sentido a la juventud partidaria a través del trabajo social y ayuda a la comunidad.
Entonces, todo tuvo sentido para usted…
Sí, por ejemplo, un joven que no se quiera poner el chaleco todavía yo no lo juzgo. Es que a esto hay que encontrarle un sentido y no solo es por cantar la marcha, no solamente eso es ser arenero. Ser arenero es respetar los principios, respetar las libertades de las personas, la democracia, la República, pero sobre todo acercar el partido a la comunidad.
¿Qué pasó con Indignados SV?
Poco a poco los que formamos el movimiento fuimos adquiriendo otras responsabilidades. En Indignados estábamos de todos los pensamientos posibles. Cada quien se fue por su lado y yo me quedé del lado partidario.
¿Qué mensaje le podría dar a los jóvenes que no están interesados en política?
Yo pasé de no involucrare a participar en un movimiento social pero, hay un momento de inflexión en que uno ya no se puede quejar. Pasé una queja en la calle a tratar de incidir dentro de un partido político para que mis ideas se expresen en propuestas.
Pasé de quedarme sentada en mi casa viendo redes sociales a disfrutar cada fin de semana tratando de ayudar a una comunidad.
No podemos seguir criticando, tenemos que actuar y desde cualquier trinchera hacer país.
¿Cómo podría describir a la juventud arenera?
Lo que intento depositarle a los jóvenes es que la política es el arte de servir; están ahí para incidir en políticas públicas, están ahí para hacerse escuchar, están ahí para mejorar El Salvador y para trabajar por su comunidad. A mí me interesa que los liderazgos de juventud hagan algo por el departamento, municipio, colonia o barrio.
Cuando dice que “hagan algo” a qué se refiere
A que aparte de promover candidatos también realicen actividades sociales que acerquen el partido a la comunidad. Nuestro principal objetivo era potenciar a candidatos jóvenes a diputados, concejales y alcaldes y gracias a Dios lo hemos logrado. Llevamos casi 900 jóvenes concejales alrededor de todo el país. Me llena de satisfacción que la juventud se ha tomado esos espacios y ahora van a trabajar por su país.
¿Cómo ve el tema de seguridad en el país?
Preocupante desde hace años, el país está sufriendo esta crisis donde hay niños que no pueden ir a la escuela porque están amenazados por pandillas; pero también veo una oportunidad para mejorar y el gobierno no lo está haciendo. El Gobierno tiene a su disposición la mayor cantidad de impuestos y de recaudación tributaria que se ha tenido en la historia de El Salvador, tenemos un impuesto especial para la seguridad que no se ve reflejado en la realidad de las personas.
La seguridad es un tema trascendental en el empleo, educación, porque si una persona no puede ir tranquilamente a estudiar dejará de hacerlo, se pueden perder empleos, o la “renta” puede hacer quebrar a un emprendedor…yo espero que como ciudadanos hagamos más presión en este tema.
Tengo la impresión que esta juventud busca consensos…
Sí. Somos una generación de consensos, sabemos que debemos respetar al que piensa distinto. Es normal tener amigos que piensan diferente o tienen ideologías diferentes. En lo personal tengo amigos de diversos partidos políticos, que al igual que nosotros, están cansados de la polarización y hoy por hoy su objetivo es trabajar por sus comunidades y por El Salvador.
Lo importante es que aprendamos a ver más las similitudes que las diferencias.