Si existe una persona con un gran deseo de superación y anhelo por seguir aprendiendo esa es sin duda Susana Campos, una salvadoreña quien lucha todos los días por salir adelante.
Nacida en San Salvador en 1987, Susana está a punto de recibir su diploma y certificado que le abren la puerta para estudiar bachillerato. Se graduará de 9° grado de una escuela nocturna y anhela estudiar Ciencias Políticas tras finalizar su educación media.
Su esfuerzo por lograr un título no ha sido en vano; ahora tiene el reconocimiento de sus hijos que se sienten orgullosos de tener una madre visionaria, luchadora y que tiene un compromiso como líder comunitaria en la transformación del país que viene.
En medio de estudios nocturnos, tareas escolares, trabajo en maquila, su rol de madre, esposa, y amiga; Susana ha recibido capacitaciones para dar charlas a pacientes con VIH y convencerlos en que sigan con el tratamiento.
Ha recibido diversos cursos de formación que le han dotado de herramientas para la vida; estos conocimientos le han servido para participar activamente como líder del grupo de jóvenes de la comunidad donde reside. No solamente es líder de Comunidad Gloria, además impulsa a jóvenes de todo el Distrito 5 de San Salvador a participar y organizarse.
¿Usted estudia noveno grado a distancia?
Sí, en nivel nocturno. Yo dejé de estudiar en el año 2000 y me quedé con sexto grado y en ese tiempo yo vivía en Ciudad Delgado y cerca solo había una escuela y mi familia no podía pagarme un colegio privado y me quedé hasta ahí.
Pero mi sueño era seguir estudiando porque yo quería ser licenciada en Administración de Empresas.
¿Tiene hermanos?
Sí, son dos más pequeños que tampoco pudieron terminar sus estudios. Yo fui mamá y papá para ellos…yo vengo de una familia disfuncional. Crecía con mi abuela que lavaba, planchaba ajeno para sacarnos adelante y no podía pagarme la escuela, pero mi sueño siempre fue estudiar.
¿Qué pasó con sus papás?
Mi mamá se acompañó con otro señor y no llevamos bien con ella; no la veíamos muy seguido con ella porque vivía lejos, y a mi papá nunca lo conocí; entonces el apoyo que teníamos era de mi abuela. En el 2011 saqué séptimo grado pero como trabajaba en una maquila casi nunca llegaba a tiempo, era bien difícil hacer las tareas, pero aun así con sacrificios terminé hasta el octavo grado.
Este año me propuse terminar el noveno grado porque aunque sea de 80 años voy a tener un título universitario, entonces me metí a la nocturna. El 24 de noviembre me gradúo de noveno grado.
¿Cómo es su vida ahora?
Tengo a mi pareja y a mis dos hijos. Mi hija mayor tiene 13 años y el chiquito 10 años. Mi hija está feliz porque dice que yo soy un ejemplo. De hecho me ayuda porque para las matemáticas no soy tan buena y ella me corregía mis apuntes y mis tareas. Mi hijo también que va a cuarto grado se desvelaba conmigo haciendo tareas y me decía “Mami, no te preocupes que te vamos a ayudar.”
Ellos me quieren ver con una carrera universitaria pero ahora ya no quiero estudiar Administración de Empresas, sino que me he interesado por las Ciencias Políticas porque yo no sirvo para estar en una oficina, mi trabajo es de campo.
Tuvo una niñez difícil por todo lo que cuenta
Sí, fue una niñez bien dura, hay cosas que me duelen recordar…hubo momentos donde mi abuela no tenía para darnos de comida y ella dejaba de comer lo poco que tenía para alimentarnos a nosotros. Cuando dejé de estudiar, por la pobreza que vivíamos, sentí que todos mis sueños se fueron abajo porque yo quería darle a mi abuela muchas cosas y lastimosamente ya no vive; pero siento que todo lo que ahora estoy haciendo es en memoria de ella.
Pero ahora cumplirá una de sus metas con la graduación de noveno
¡Estoy feliz por eso! Y voy a seguir con el bachillerato general nocturno y de ahí otro de mis sueños es ganarme una beca para estudiar Ciencias Políticas. De mi curso soy una de las mayores y eso es un reto porque el resto de mis compañeros son más jóvenes y tienen la mente más fresca o menos compromisos pero sigo delante. Terminé mi noveno grado con 30 años y no pienso rendirme.
¿Alguien la motivaba para seguir estudiando?
No, mi abuela no sabía leer ni escribir y eso a mí me preocupaba porque alguien la podía engañar en cualquier cosa y recuerdo que yo decía: Tengo que aprender a leer para que no se la bajen. Además quería demostrarme a mí y a los demás que sí podía lograrlo y lo estoy logrando gracias a Dios con mucho sacrificio.
¿Cómo llegó a capacitarse en el tema de VIH?
En la comunidad donde vivo me involucraron sin querer porque quedé como síndico en la asociación comunal. Ahí empecé a involucrarme en las cosas que habían de la directiva: comisiones de protección civil, medio ambiente, saneamiento e higiene, participación juvenil, y luego conocía a una doctora que me ofreció meterme a un taller de Consejería para prevención de VIH.
Me metí y empecé a dar consejería a personas reactivas y no reactivas y de ahí pasé a trabajar a la Red de personas viviendo con VIH donde me vuelvo promotora para la adherencia al tratamiento. Básicamente doy charlas en los hospitales y en otros lugares sobre la adherencia.
¿Qué le apasionó del tema VIH?
Yo siempre me he involucrado en el trabajo de mi comunidad, tanto en la junta directiva como en el comité juvenil. Pero este tema me sensibilizó mucho más, es difícil ver la humanidad de éstas personas que viven una situación que nadie quisiera vivir; con toda la vida con un medicamento. Hay jóvenes que no se quieren tomar las pastillas porque están hartos de eso. Hubo un joven de 14 años que empezaba su vida sexual y salió afectado y él decía que su vida se había acabado y que quería matarse y ahí viene mi trabajo, de convencerlo para que siga el tratamiento pero ese niño murió porque no ganó la batalla…se deprimió demasiado y eso marcó mi vida.
Usted ha tenido muchas carencias, pero aun así dedica tiempo para ayudar en su comunidad.
Si. Yo vivo en medio de las necesidades, tanto de la comunidad, como de los jóvenes, con quienes tenemos un comité juvenil. Yo no le niego, uno puede tener sus necesidades, pero hay que ser solidarios. Yo sueño con un país donde no haya pobreza, cuesta salir adelante.
Susana Campos forma parte de la generación de jóvenes elegidos por la iniciativa El País Que Viene como autores de la publicación “El país que viene: Horizonte común”, editada durante el año 2017.