La discriminación la llevó casi a la muerte. Sobrevivió a un intento de asesinato en la sede de la organización que lidera como activista de los derechos humanos de las mujeres transgéneras en Nicaragua, un ataque promovido por el odio. “Soy una guerrera y en esta segunda oportunidad que me ha dado la vida lucho por ayudar a mis compañeras a cumplir con las metas que se propongan”, dice.
Ludwika Vega ha roto barreras, estigmas y prejuicios. Trabaja con jóvenes trans en su país apoyándolas, fortaleciendo su autoestima, así como asesorándolas para que abandonen situaciones de alcoholismo y drogadicción. Además, las anima a llevar a crear emprendimientos para generar ingresos.
Considera que la mejor forma de respetar y evitar la discriminación es a través de la educación. “Las personas tienen que informarse, documentarse sobre la población LGTBIQ, principalmente en mujeres trans que somos las más vulnerables. Creo que estos actos de discriminación se presentan por el temor que existe”.
En su artículo busca transmitir la lucha como defensora de derechos humanos y compartir el mensaje de que las mujeres trans son capaces de ejercer cualquier tipo de labor, profesionalizarse y cumplir roles importantes en la sociedad.
“En el libro hablo sobre lo que pasé sobre la violencia y sobre la discriminación de la sociedad hacia las personas trans, en Nicaragua no hay una ley que reconozca este cuerpo, debo exigir que soy Ludwika, hablo un poco de cómo he venido luchando contra esa discriminación”, explicó Vega a nuestro director, Diego Echegoyen Rivera, en una entrevista celebrada en Managua. Puede verla completa en el canal de YouTube de El País Que Viene.