La vida e historia del salvadoreño Eduardo Loyola bien puede escribirse para un libro. Nada de ficción; con sucesos tan reales como los guiones de las películas que te hacen reflexionar y hasta llorar.
La muerte de su madre fue un evento crucial en su vida siendo apenas un niño, de adolescente las garras oscuras del alcoholismo lo atraparon y lo llevaron por callejones oscuros y sin salida. Toco un fondo personal, emocional y existencial, dice.
“Mi infancia fue llena de mucho amor, respeto y fomento de valores que ayudaron a sobreponerme a situaciones muy duras vividas desde niño. De los recuerdos que más valoro y atesoro es cuando mi padre me llevaba en fines de semana a andar en bicicleta a los parques y pasar tiempo con mi familia alrededor de mi abuelita”, recordó
Lleva 13 años libre del alcohol, con una bella familia y con un proyecto que beneficia a otras personas que como él están presas de su adicción. Actualmente dirige el único centro terapéutico de adicciones privado bajo modalidad ambulatoria en el país, todos los días convive con personas que buscan una luz en medio de sus tinieblas.
¿Cuándo empezó tu problema con el alcohol?
A los 10 años tuve mis primeros contactos con el alcohol, y ojo, que no provengo de una familia alcohólica. Yo sentía que cuando bebía aminoraba mi dolor (por la muerte de su madre y otras situaciones) y huía de mi problema. Mi problema se fue agudizando en la adolescencia.
¿En qué momento tocaste fondo?
Yo toqué fondo en todos los sentidos: en lo personal, emocional y espiritual. Realmente vivía una crisis existencial y vacío que me hizo tocar fondo; Dios tocó mi vida y ahora estoy claro que El depositó en mí dones y carismas para ayudar a otros que están en la misma situación que yo estuve hace 13 años.
¿Qué recuerdas de esa etapa gris en tu vida?
Me sucedieron muchas cosas bochornosas. Le comento una de varias, en una ocasión terminé en las bartolinas del CAM quebrando vidrios, luego en un hospital y al día siguiente –que era mi cumpleaños- estaba en casa, en mi cuarto. Desperté y mi papá entró no para reprocharme sino para darme aliento.
Una gran lección…
Sí, esa reacción de mi padre marco mi vida y creo que desde ahí comenzó mi necesidad de buscar ayuda y rehabilitarme a tocar la puerta de mi corazón.
Pero a raíz de todo esto creaste un centro terapéutico, ¿qué haces ahí?
Me desempeño como director y Terapeuta del Centro Terapéutico de Adicciones de El Salvador, una iniciativa emprendedora y privada que busca brindar alternativas de tratamiento integral y multidisciplinario bajo modalidad ambulatoria, y el desarrollo de programas de prevención a nivel escolar y comunitario entre otros.
¿Es un centro integral?
Sí, es integral y humano con una gran dosis de amor para sacar adelante a la persona y apoyarlo en la reinserción en la sociedad. La riqueza de nuestra institución descansa en el equipo multidisciplinario que lo conforma. Yo trabajo directamente la parte de dependencia. Colaboro con reos, niños en situación de calle; prácticamente meto las manos donde nadie quiere meterlas.
¿Por qué decidiste aplicar como coautor de El país que viene?
Desde el inicio me pareció una excelente plataforma para conocer la voz de toda una nueva generación que en tiempos pasados no era más que parte de un discurso vacío en boca de partidos políticos y foros de discusión. “El País que viene” cuenta con respaldo y credibilidad por muchos sectores de la realidad nacional y que recopila los puntos de vista y estrategias de acción de los futuros líderes nacionales.
Entiendo que en tu artículo escribirás algo relacionado con las adicciones
Sí, de hecho mi aporte se titula: “Adquiriendo un Rol Protagónico frente a una realidad social olvidada”. El mismo trata de exponer la realidad nacional acerca del fenómeno del consumo de drogas y desarrollo de las adicciones en nuestra sociedad y como el Estado y sociedad civil deberían conjugarse para tratar la problemática desde la prevención hasta el tratamiento de la enfermedad.
¿Cuáles son tus planes a futuro? ¿A dónde te ves en diez años?
Ampliar el alcance del Centro Terapéutico de Adicciones y convertirlo en un modelo referente y de alto rendimiento reconocido a nivel regional, aperturando también un centro de tratamiento bajo modalidad residencial o internamiento diferenciado. En diez años me veo trabajando en políticas públicas relacionadas al fenómeno de las drogas y violencia frente a una jefatura nacional o internacional en Reducción de la demanda.
¿Cuáles son los problemas o retos actuales para nuestro país que identificas como los más importantes?
La corrupción, la burocracia, la polarización, la falta de oportunidades para los jóvenes y alternativas viables y justas para los pensionados, los intereses personales y mezquinos de los funcionarios públicos y la falta de compromiso de la sociedad en nuestras obligaciones y derechos civiles.
¿Qué cambiarias sobre nuestro país si estuviera en tus manos?
El sistema educativo.
¿Qué mensaje le enviarías a la juventud salvadoreña?No tengan miedo a ser diferentes, ir contra corriente y dejar huellas positivas en otras personas