A sus 27 años de edad, el ahuachapaneco Juan Carlos Méndez Funes es consultor en política y economía; profesión que combina muy bien siendo motivador juvenil y generador de opinión.
A los 20 años sufrió uno de los acontecimientos que más han marcado su vida; evento que sirvió para que Juan Carlos buscara un polo a tierra y redefiniera su camino por la vida.
“Tengo una segunda oportunidad para ser agradecido con la vida”, dice Juan Carlos, quien asegura que la educación en el país debe ser fundamental como agente de cambio. La educación juega un papel importante, dice este joven, quien no dudaría en destinar más recursos para ella si estuviera en sus manos.
¿Oriundo de Guaymango, verdad?
Sí, ha sido mi hogar toda la vida. Yo me vine a San Salvador para estudiar acá, pero mis raíces están allá.
Eres motivador juvenil y generador de opinión, me puedes explicar de qué va esto
Todo tiene que ver con la actitud. Sin la actitud correcta ante la adversidad de la vida, jamás lograremos algo. Podemos tener muchos estudios, una posición envidiable o estar -quizás- en la zona de confort, pero para cambiar destinos se requiere actuar con valor y responsabilidad, sin miedo y con persistencia. Nunca se es demasiado joven para lograr lo que buscamos, ni se es demasiado viejo para conquistar los sueños de nuestro corazón. Otro El Salvador es posible.
¿Por qué motivar a otros jóvenes?
Tiene que ver con algo que me sucedió en el 2010. Fui víctima de secuestro y fueron momentos muy difíciles para mí y mi familia. Yo estaba joven y me gustaban las fiestas; pero a raíz de todo ese problema mi mentalidad cambió y mi enfoque de vida también. Tuve una segunda oportunidad para ser agradecido con la vida y buscar la forma de apoyar a otros.
Entonces, cuál es tu mensaje para los jóvenes
Que nunca se desanimen, que honren a sus padres y se esfuercen para lograr sus sueños, que nada cae gratis del cielo. Que no dejemos que alguien menosprecie nuestra juventud. Que busquen un mentor. Que logren descubrir a tiempo su talento y su propósito en la vida y que lo pongan al servicio de la gente. Que amemos el lugar donde estemos y con quienes estemos.
¿Qué opinas de El país que viene?
Quede impactado al haber leído el primer libro con las opiniones de muchos conocidos a quienes admiro y respeto por su gran liderazgo y con quienes he compartido otros espacios de incidencia. Entonces creo que es una gran oportunidad para poder dejar un mensaje a los salvadoreños y quizá al mundo de lo que ya estamos trabajando para hacer realidad los cambios en nuestro país.
¿Sobre qué escribes en el libro “El país que viene: Horizonte común”
Escribo enseñanzas que he aprendido en mi niñez, adolescencia y juventud. Anécdotas que me hicieron reflexionar y me impulsaron a ser mejor persona.
¿A qué te dedicas actualmente?
Soy un profesional en el ámbito de la economía y la política. Emprendedor. Escribo columnas de opinión, genero opinión y motivo a los jóvenes por medio de redes sociales o charlas.
¿Cuáles son tus planes a futuro?
A nivel personal me veo cumpliendo mi propósito y con una familia. En 10 años me veo conquistando mi propósito: incidiendo positivamente en mi territorio por medio de la política y ayudando a otros a que cumplan sus sueños.
¿Cuáles son los problemas o retos actuales para nuestro país que identificas como los más importantes?
Un liderazgo comprometido creo que es el principal problema y también la falta de sensibilidad ante la realidad. Lo primero es porque los líderes no son consecuentes ni coherentes con su discurso y, lo segundo, creo que estamos en una sociedad que va perdiendo la empatía, el respeto por los demás.
¿Qué cambiarias sobre nuestro país si estuviera en tus manos?
Al país físicamente no le cambiaría nada. Pero me gustaría crear un chip que nos lo metiéramos en la mente para no pensar de manera derrotada, que incremente la fe hacia lo positivo y que nos hiciera ser más empáticos. Me gustaría que tuviéramos una actitud muy diferente ante las circunstancias.
¿Cómo fue tu infancia?
Nunca tuve todo, sin embargo mis papás se esforzaron por darme la mejor educación tanto en el hogar como fuera de él. Desde pequeño siempre estuve en consejos de alumnos del colegio y siendo miembro de organizaciones. Lo que más recuerdo es que aprendí a esforzarme para lograr lo que deseaba.