Melissa Córdova es una periodista y actriz de teatro que creé firmemente en que se puede alcanzar un país igualitario y justo si todos los actores de la sociedad se lo proponen.
Vivió y sufrió la guerra civil; un episodio en su vida que le dejó una marca imborrable en su corazón; sin embargo, ese suceso la formo para convertirse en una mujer más sensible y crítica de la realidad.
El periodismo alternativo y el teatro son sus grandes logros que combina con otros roles como el de mamá. El país que viene le da la bienvenida a una de sus coautoras.
¿Qué piensas de la iniciativa El País que Viene?
Es una ventana para dar a conocer las ideas, propuestas y acciones que ya se realizan, y sin duda es esa oportunidad de mostrar que en El Salvador hay trabajo desde muchos otros sectores.
Me parece que la iniciativa de publicar los libros con liderazgo tan diverso, se convierte en un ente fusionador y promotor de la pluralidad, donde se coincide en querer un mejor El Salvador y eso es bastante positivo.
¿Qué te motivó a participar en el libro?
Pienso que importante dejar constancia utilizando la palabra para hacer historia y contarla desde los distintos enfoques, edades y perspectivas. Pienso que ha costado construir identidad y en esa búsqueda muchos se han perdido. Por lo tanto, me gustaría aportar desde este espacio una visión de esta “mi generación” de cómo estamos construyendo país: sus fortalezas y debilidades. A la vez visibilizar a las y los de la postguerra.
¿Sobre qué escribes en el libro “El país que viene: Horizonte común”?
Escribí sobre educación, arte y medios de comunicación. Creo que la base del desarrollo pleno del ser humano es la educación, no solo la formal establecida en un sistema si no desde todos los aspectos de la vida, es ahí donde interviene el arte y sin duda los medios de comunicación son parte de la construcción de pensamiento, lastimosamente en muchos casos estos medios juegan un papel demasiado pasivo, ante ello, es que decido escribir de estos tres elementos que para mi se interrelacionan.
¿Eres de una generación que nació en el conflicto armado, cómo viviste esa época de tu vida?
Pues hasta los seis años todo bien, claro dentro de un contexto de guerra civil, pero 1988 marcó mi vida ya que desaparecen a mi padre los de la policía de Hacienda. Mi padre estaba involucrando en la lucha política de la guerra civil y desde entonces se vive con las heridas de una desaparición forzada que por cierto es un delito de Lesa Humanidad. Luego de este hecho me desarrollo con normalidad.
Fuí una niña muy inquieta, y desde pequeña demostré que me gustaba el teatro. Mi mamá fue clave para mi desarrollo integral ella fue maestra de aquellas de vocación. Siempre tuve un espíritu en pro de lo justo y desde siempre creí que otra forma de enseñar podía ser posible.
¿Qué piensas de este conflicto armado?
Fue una guerra que duró 12 años y que dejó miles de asesinados, desparecidos y con una deuda de restauración de las víctimas. Muchos sucesos marcaron la historia de este país como la muerte de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, pero luego es cuando surge la necesidad de replantearse la forma de hacer país, de tomar en cuenta a una generación que propone cambios desde sus vivencias, a la vez mostrar y entender nuestra realidad para ser agentes de cambio y no solo población pasiva e indolente ante las necesidades concretas que se tienen como país.
¿A qué te dedicas actualmente?
Soy periodista y actriz de teatro. Y desde hace dos años y medio casi decido ser madre entonces también ejerzo mi rol de madre, que un rol visibilizado en su mayoría de veces. En una alegría poder decir que vivo del teatro en este país, disfruto mi trabajo teatral y periodístico, a la vez doy clases en la Universidad Cristiana de las Asambleas de Dios.
¿Cuáles son tus planes a futuro? ¿A dónde te ves en diez años?
Primero seguir haciendo lo que me gusta, (teatro y periodismo) seguramente teniendo una Asociación que trabaje con personas con Síndrome de Down de lleno, ya que creo en la educación inclusiva y como el teatro puede ser un herramienta de aprendizaje para esta comunidad, concientizando a las escuelas formales de incluir a niñas y niños con Síndrome de Down y también autismo que es importante la inclusión y el conocimiento de estos diagnósticos. Siendo un referente en este tema ya que soy madre de una nena con Síndrome de Down, la cual me movió el mundo en este sentido.
¿Cuáles son los problemas o retos actuales para nuestro país que identificas como los más importantes?
El sistema educativo, como lo he dicho antes, es la base de construir ciudadanía, es necesario retomar el tema desde lo político para apostarle a una educación de calidad, inclusiva y solo de esta forma tendremos ciudadanos y ciudadanas más concientices de sus derechos y deberes. A la vez seremos una sociedad mejor calificada no solo como mano de obra, sino en las distintas áreas de desarrollo que necesita un país. Esto implica designar un presupuesto adecuado a este tema.
¿Qué cambiarias sobre nuestro país si estuviera en tus manos?
Es sistema educativo, desde lo inicial, es que insisto es urgente poner atención en esta área, no me refiero a notas, esto implica de verdad a un cambio integral, hay ejemplos de países como Finlandia donde le han apostado y no solo tienen gente más capaz, sino también más feliz.
¿Qué mensaje le enviarías a la juventud salvadoreña?
No hay que dejar de soñar y de trabajar por un país más igualitario y justo, es importante creer en que soy capaz de lograr lo que me propongo. Y poner en práctica valores como la justicia desde lo cotidiano, la solidaridad, la compresión y ser feliz con lo que hago. Apostarle desde donde estoy a construir un país con un Horizonte común.