Aleyda Méndez, es egresada de contaduría pública, sin embargo, por vocación se dedica a trabajar temas de prevención de la violencia.
Decidió estudiar contaduría pública porque su familia se ha dedicado a eso, pero por convicción propia decidió trabajar en lo que le gusta y es experta: en juventud, trabajo comunitario, prevención de la violencia, educación, voluntariado y emprendimiento social.
De las ediciones anteriores de El País Que Viene considera que es bonito que un libro recapitule historias positivas, por esa misma razón considera que es interesante “contar las historias de gente que me ha impactado a mí”.
Está joven también se dedica a la educación no convencional en comunidades a través de juegos y dinámicas, teoría más hecha con colores, cosas prácticas, juego de roles, para que la niñez y juventud puedan prevenir la violencia a través de temas como la democracia, equidad de género, liderazgo, entre otros.
Ha sido fundadora de varias organizaciones que se dedican a trabajar con la juventud para prevenir la violencia.
¿Cómo surge en usted este interés de ayudar a los demás?
Desde chiquita mi familia fue siempre bien activa, inconscientemente mi papá nos enseñaba cosas como: vamos a ir a tal lado a regalar cosas, o simplemente hoy nos toca a ayudar. De grande me di cuenta que habían formas diferentes de ayudar a las personas… el conocimiento es el que transforma y me hizo incorporarme a ese tema.
¿Cómo incentivar a los jóvenes para que también hagan lo mismo?
Arriesgarme fue lo que a mí me costó, tomar la decisión y decir, voy a hacer una pausa en mi trabajo, voy a hacer una pausa en mis estudios y dedicarme a lo que yo creo que tengo que hacer de por vida, fue lo más difícil.
¿Alguien le dijo alguna vez “no, no hagas esa pausa en tu trabajo, en tus estudios, piensa bien lo que vas a hacer”? Y ¿Cómo se sobrepuso a esas negativas?
La verdad sí, muchas personas me decían cosas como: “vos estás loca”, “estás jugando a hacer caridad”, yo decía que no era caridad, es convicción.
Fui voluntaria alrededor de 10 años y al mismo tiempo emprendedora, en este proceso traté de unir todos los conocimientos y experiencias. Durante el camino hasta mis papás en algún momento llegaron a decir: “bueno ya sos adulta, deja el jueguito que estás haciendo (de los que había aprendido con su ejemplo)”, y a medida que los proyectos iban creciendo cada vez más y haciéndose más trabajosos e inspiradores, hasta me pidieron disculpas…creo que las acciones los hicieron entender, entonces ahora es como “mira queremos apoyar, ¿cómo hacemos?”, entonces, creo que sólo se dio.
¿Cómo cree que logró cambiar el pensamiento de su entorno y cómo transmitir eso a los jóvenes?
Primero, por lo que yo creo que funcionó es porque yo entendí que era emprendedora, en el camino… no era una simple persona que hace voluntariado un fin de semana, ya era una vocación.
¿Emprendedora? Cuénteme sobre eso
Cuando yo inicié en proyectos sociales, no sabía siquiera qué era un proyecto social, en el camino con mucha formación me di cuenta que era emprendedora social, ya no decía, soy voluntaria fundadora de tal organización, sino soy una emprendedora social que apoyo a fundar organizaciones de prevención de la violencia para beneficiar a la niñez y juventud.
¿Cómo definiría ser lo que usted hace, como se siente cuando lo hace?
Puchica (con una gran sonrisa), grande, o sea, feliz todos los días porque tengo una visión clara e inspiradora.