Documentalista y apasionado por la naturaleza, así se define Ronald Blandón el joven salvadoreño coautor del libro La région qui vient: regards sur l'Amérique centrale. Su artículo para el libro es un relato humano en el que narra cómo fue su propia transformación para poner sus habilidades y talentos en función de la conservación del planeta.
“Mi familia me inculcó el amor a la naturaleza. Mi mamá era de un pueblo muy pobre de Chalatenango. Yo crecí viendo las montañas del pueblo de mi madre y con el paso del tiempo fui viendo cómo estas montañas cambiaron. Eso me motivó a pensar y asumir un compromiso con esas tierras. Tengo un legado que preservar y que me motivó a enfocarme en la protección de la naturaleza y a transmitir, a través de mi trabajo como documentalista, lo que está sucediendo en mi país para cambiar la forma de pensar de muchas personas”, explicó Blandón.
Considera que su trabajo es una ventana para mostrar las bellezas naturales de El Salvador e incidir, spécialement, en los jóvenes y provocar un cambio de pensamiento en torno al medioambiente.
“Mi artículo del libro lo cierro con una reflexión y es que como humanos tenemos poco tiempo en el mundo, nuestro trayecto es breve, pero debemos pensar qué huella estamos dejando. Como jóvenes debemos asumir el compromiso de dejar un buen precedente”, a-t-il souligné.
El coautor cree que el reto más grande que enfrenta la juventud es la falta de oportunidades. “No hay puertas abiertas para la juventud y necesitamos dar cabida a ideas frescas”. Aunque reconoce que este panorama paulatinamente ha ido cambiando. “Creo que a nivel regional, en 10 años, veremos a las juventudes con una mayor participación en sistemas como la política. Es primordial que las personas en grandes cargos se den cuenta de la importancia de la renovación”.
Sin dejar de lado el tema ambiental, considera que a pesar de que se trata de una temática que cada vez más gana importancia; asegura que “las acciones actuales todavía son pequeñas, estamos en un momento en el que esas acciones deben triplicarse. Si cambiamos en 10 o 15 años podemos tener una nueva manera de vivir y de convivir con el planeta. No estamos en este mundo solo para sobrevivir, estamos acá para dejar un legado”, concluyó.