Aldo Cortez es un joven de 30 años quién busca hacer cambios generacionales a través de los diferentes movimientos a los que pertenece. En la actualidad cursa tercer año en Ciencias Jurídicas, además es miembro de la Junta Directiva del proyecto Debate, Diálogo, Democracia 3D-UNDEF y presidente de las Juventudes Socialdemócratas de El Salvador.
3D-UNDEF es un movimiento que busca crear una cultura de debate, tolerancia y respeto. El movimiento reúne jóvenes para debatir, por ejemplo, temas que en la Asamblea Legislativa no se abordan de manera seria, como el matrimonio igualitario, la interrupción en el embarazo, los programas sociales si benefician a la sociedad o no y el tema de la legalización de la marihuana.
¿Cómo inciden en la sociedad al abordar este tipo de temáticas?
Al final de cada año, desde 2014, el 3D elabora un documento, en el que se recopilan los disensos y consensos que hubo en cada tema. Esta presentación de documento la hacíamos a final del año, siempre contamos con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert.
En 2015, participamos por fondos de la UNDEF y de los proyectos a nivel mundial; El Salvador, con el proyecto 3D, fue uno de los ganadores, lo que nos permitió salir de nuestra zona de confort. Sin embargo, desde el principio nosotros teníamos claro que a pesar de que nuestra actividad era muy buena, no llegábamos a todos los jóvenes, con el apoyo de la UNDEF pudimos llevar el proyecto durante 2016 y 2017 al interior del país.
En el Foro Nacional 3D ya no sólo se identificaron consensos y disensos sino que los participantes elaboraron una agenda que contiene las propuestas para cada tema debatido durante los cuatro años.
¿Qué lo motivó a participar en la tercera edición del libro El País que viene?
Un amigo mío participó el año anterior. En este año Diego Echegoyen hizo la convocatoria con el tema “El horizonte común” entonces mi amigo me envió la información. Trabajar por un horizonte común, sería quizá dejar a un lado lo que nos separa y trabajar por aquello que nos une. Este proyecto me pareció que era muy similar a lo que he hecho durante los cuatro años que organizamos el 3D, es decir podemos pensar completamente distinto en ciertos pero podemos trabajar por un horizonte común, en aquellos temas que tenemos coincidencias.
¿Por qué eligió estudiar Ciencias Jurídica?
La verdad creo que el destino nos pone donde nos tiene que poner. Cuando entré a la universidad iba para Relaciones Internacionales, pero no quedé en esa carrera y quedé en Derecho, luego pensé hacer el cambio pero opté por quedarme en esta carrera.
Dejé de estudiar cinco años por rebeldía con el sistema de educación formal y con mi universidad, pero en 2015 retomé mis estudios, no sólo porque en El Salvador necesitemos un cartón, sino porque luego de terminar la Licenciatura puedo optar por una Maestría. Además, creo que a través del Derecho podemos cambiar a El Salvador. Por ejemplo, en el tema de seguridad, podríamos analizar las medidas extraordinarias de seguridad, desde un enfoque de Derecho Humanos y encontrar una limitación a nuestros derechos fundamentales como: el libre tránsito, intimidad, derechos que tienen las personas procesadas y los derechos que tienen sus familias al momento de visitarlos, etc.
¿Cómo cree usted que podría mejorar la situación del país?
Quizá lo principal para mejorar esta situación sería el respeto y la tolerancia. Uno como líder tiene que asumir el reto, primero hay que ponernos como ejemplo y si queremos que las cosas mejoren, tenemos que comenzar por mejorar nosotros mismos. La tolerancia no es algo que sólo lo vamos a practicar en espacios públicos, sino que la tolerancia se tiene que practicar también en los espacios privados, desde lo micro hasta lo macro.
¿Cuál es su anhelo más grande?
Que haya paz, a veces puede sonar trillado, pero la paz es fundamental. Iniciando por la construcción de una sociedad más justa, porque en la que vivimos es una sociedad injusta y salvaje. Pero ¿qué implica una sociedad justa? -esto implica que aquellos que tienen más rentas, aquellos que tienen más dinero, tributen más, porque la forma de recaudación de impuesto cae en el consumo y estadísticamente quienes pagamos más a través del consumo somos las mayorías, la clase trabajadora.
Entonces una sociedad justa requiere una política fiscal progresiva, no una política fiscal regresiva como la que tenemos en este momento. Si tenemos una sociedad justa implicaría también que el acceso a las oportunidades, por ejemplo, becas de estudios, sea para quienes de verdad lo necesiten, sólo así vamos a tener desarrollo.
¿Cómo fue tú niñez?
Me crié como la mayor parte de los salvadoreños, con mi abuelita. Mi mamá y mi papá trabajaban, luego mis papás se separan cuando yo tenía cinco años. Estudié en una escuela pública desde el primer grado hasta el noveno. El bachillerato lo hice en un colegio privado, el Instituto Cultural Miguel de Cervantes de San Salvador y los estudios superiores en la Universidad de El Salvador (UES).
¿Qué le gustaría cambiar del país si lo pudiera hacer?
Me gustaría cambiar las estructuras económicas, algo que yo no lo puedo hacer, pero es lo que, no sólo me guastaría cambiar, sino que es necesario, porque de ello depende el acceso a las oportunidades de los salvadoreños, por ejemplo tener un empleo digno, un salario justo nos permite elevar nuestro nivel de vida, tener una tributación progresiva podría derivar en servicios de educación y salud de calidad, etc. Además me gustaría cambiar la clase política del país, creo que los políticos actuales siguen manejando un discurso de guerra y de intolerancia, cuando se supone que estamos en una época de democracia.