Eduardo, un joven voluntario que levanta TECHOS en El Salvador

Un joven voluntario que levanta TECHO en el país

José Eduardo Fernández es uno de los jóvenes autores del libro “El País que Viene: Opinan los jóvenes”. Desde el año 2009 es voluntario en TECHO El Salvador. Tiene 25 años y es licenciado en Economía y Negocios. Un joven que ha descubierto la importancia participativa de la juventud salvadoreña en la sociedad.

Él es uno de los jóvenes que está haciendo cambios en el país con su participación. Conoceremos más sobre él en “El País que Viene: Opinan los Jóvenes”.

¿Cuál es tu opinión sobre el proyecto “El país que viene: opinan los jóvenes”?

Me parece un potencial enorme. Me parece una herramienta, que el libro se convierta en una serie de ideas, opiniones, las ganas de querer decir algo, por parte de nosotros (los autores), también que eso se convierta en una acción concreta, y eso tiene mucho potencial.

¿De qué vas a escribir en “El País que Viene: Opinan los jóvenes”?

Me gustaría escribir del involucramiento de los jóvenes en problemas sociales, pero también sobre la importancia del liderazgo transformador, en contraposición al liderazgo individual podría decirse.

¿Qué es lo que más amas de El Salvador?

La gente. No he tenido la oportunidad de viajar a muchos países, pero cuando tú vas a Chile, vas a Suramérica o Europa, y tratás con la gente, te das cuenta que el salvadoreño tiene, el centroamericano en gran parte, una calidez que no la tienen otras personas. El salvadoreño, en esencia, es una persona muy desinteresada: te reciben en las casas sin ningún interés. Nos ha pasado que en las comunidades la gente nos recibe, nos dan de lo que no tienen y a los voluntarios la gente que está en esos lugares los reciben de la mejor forma y, en realidad, se sienten sumamente motivados, porque que llegue alguien y te comparta a ti lo que tiene, por muy pequeño que sea, es muy importante. La gente es el recurso más valioso que tiene el país.

爱德华多·费尔南德斯 WEB 2

Según tu opinión, ¿cuál es el problema más importante de El Salvador?

Habría que hacer una definición del problema más importante y el problema más urgente del país. Un problema importante necesitás resolverlo en el largo plazo, pero un problema urgente, en el corto plazo. La situación de violencia es un problema urgente que se tiene que resolver ahorita, pero ¿qué es lo que está detrás o los causantes de esta situación? Para mí, eso es el problema más importante que hay en El Salvador. Todavía hay estructuras que excluyen a una gran parte de la población de poder alcanzar un estado de bienestar o un estado de goce completo de sus derechos, lo vemos en la educación, en la salud, lo vemos incluso en… tenemos dos sistemas de salud paralelos: uno para las personas que trabajan y uno para las personas que no trabajan, y el sistema de seguridad social y el sistema nacional de salud, que son sistemas que, a pesar que los dos no tienen el nivel adecuado, uno tiene peor nivel que el otro. Esa diferenciación no hace sentido.

¿A qué deben aspirar las nuevas generaciones de El Salvador?

Yo creo que deben aspirar a conocerse entre sí.

¿Cuál crees que ha sido el peor atentado contra la democracia en El Salvador?

Para mí, el atentado más grande, pasa todos los días: la corrupción. La corrupción de alto perfil, de las personas que están ahorita en juzgados, etc. Creo que la corrupción que más daño le hace al país es la de los burócratas, la corrupción de todos esos bandos medios que, muchas veces son, cargos de confianza cuyo principal fin es servir a la población, o sea, un servidor público y, en realidad, no desempeñan esa tarea.

¿Tu filosofía de vida?

Que mi realización no signifique la negación del otro.

¿Qué le falta a la política nacional?

Le falta acercamiento al terreno. Yo creo que hay suficiente academia sobre cómo hacer política, lo que se necesita ahora es un poco más de terreno, conocer cómo la política afecta a la gente beneficiaria o que es el principal foco de esta política.

¿Cómo ves a El Salvador en diez años?

Yo veo al país dando los primeros pasos para cambiar, en diez años, no lo veo todavía totalmente cambiado. Veo una generación de jóvenes, que ahorita están un poco más inquietos, ya en posiciones de toma de decisiones o en posiciones de liderazgo que, esperaría, que se esté dando más apertura para que más jóvenes se sumen a eso, para que más generaciones puedan formar parte de estas generaciones completas de liderazgo, para que se empiecen a dar los cambios y que el país sea diferente.