Es licenciada en Ciencias Jurídicas de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), tiene una Maestría en Desarrollo con especialización en ámbito Público-Privado – Master in Global Human Development, Georgetown University y orgullosamente es una salvadoreña que destaca en el Banco Interamericano de Desarrollo. Se trata de Eugenia Valdez Tamayo.
“Soy consultora en el Banco Interamericano de Desarrollo y trabajo en temas de análisis digital en los diferentes sectores de desarrollo en los cuales el Banco trabaja. Es un trabajo sumamente interesante ya que me ha dado una visión muy amplia, tanto de la región (Latinoamérica) como del mundo de desarrollo.” Comentó Eugenia.
¿Cuál es tu visión como salvadoreña en el exterior?
He tenido la oportunidad de conocer otras culturas, de expandir mis horizontes y de entender la grandeza de este mundo; pero cuanto más llego a conocer, más me asombra la capacidad que tiene El Salvador y todos los salvadoreños de salir adelante. El país tiene mucho que ofrecer, ya lo ofrece, pero a veces es necesario ver las cosas desde otra perspectiva para notarlo.
Mi interés de participar en el libro no es solo delimitar el futuro sino ayudar a reconocer lo que ya tenemos. Quiero inspirar en el presente para seguir trabajando hacia el futuro; y, ojalá, esa misma inspiración la pueda recibir yo cuando regrese, como muchos, a construir nuestro horizonte común con los dos pies adentro.
¿Por qué decidiste aplicar como coautor de El país que viene?
Decidí aplicar porque como salvadoreña viviendo en el exterior quiero dar a conocer mi visión del país desde el extranjero, una perspectiva que quizá muchos salvadoreños han perdido por el día a día. Los libros, más allá de las propuestas y soluciones a los problemas de país que se puedan presentar, son una palabra de aliento y motivación para un país que lucha por salir adelante.
¿Sobre qué escribes en el libro “El país que viene: Horizonte común”?
Escribo sobre la importancia de generar sinergias entre los actores clave: gobierno, sociedad civil y sector privado. Sobre la importancia de co-crear y formar alianzas que nos marquen, como país, un horizonte común.
Eso haría muchas diferencias…
Sí, la gente necesita educación, necesitan salud y necesitan servicios básicos que les permitan vivir con dignidad, desarrollando sus capacidades y generando oportunidades para ellos y sus familias. Se necesita infraestructura que permita mayor movilidad, que acerque a las poblaciones y que genere acceso a bienes y servicios reduciendo los costos de transacción. Y es precisamente con esas necesidades cuando se vuelven más importantes, y se pueden aplicar.
¿Cuáles son tus planes a futuro?
Me veo trabajando para la región y el país. Se necesita gente comprometida y motivada a trabajar, desde su trinchera, por mejorar las condiciones de vida de quienes no han tenido las mismas oportunidades, y esa es mi intención.
¿Qué piensas de la política en El Salvador?
Pienso que el país debe moverse hacia una política más transparente, menos polarizada, y mucho más inclusiva. Debe abrirse a nuevas ideas, promover una mayor participación que genere innovación y logre alcanzar políticas públicas que impulsen el desarrollo y crecimiento económico. El salvadoreño es trabajador, honesto y respetuoso, nuestros líderes políticos deben reconocer estas cualidades y pavimentar el camino para que los ciudadanos puedan desarrollarlas. Para que
puedan construir su futuro cimentando sus habilidades. Deben trabajar en función del pueblo, y el pueblo debe marcar las líneas de acción.
¿Qué cambiarias sobre nuestro país si estuviera en tus manos?
La cultura de respeto. Se ha perdido el respeto a las leyes, al prójimo, a las instituciones y a la convivencia. Ningún país puede salir adelante sin un mínimo de respeto al orden, y cualquier intervención que promueva el desarrollo económico o humano del país caerá en ‘saco roto’ si nosotros, los salvadoreños, no construimos una cultura de respeto.
¿Qué mensaje le enviarías a la juventud salvadoreña?
Que se preparen, que estudien y que luchen por alcanzar sus metas. El país, la región, y el mundo entero necesitan de gente educada, inspirada y dispuesta a salir adelante. Que tengan iniciativa, que se entreguen a una causa, la que los motive, y que tengan la dedicación y la entrega para dejar una huella positiva en su camino.