Frank Campos: La educación es esencial para triunfar como país y como personas

La educación le abrió muchas puertas a Frank Campos, también le abrió fronteras y le ha permitido amasar un cúmulo de conocimientos que le han valido para salir adelante. De niño fue un “estudiante promedio” pero el abandono de su papá en la pre adolescencia fue el detonante para que su dolor y frustración la canalizara en los estudios.

Se refugió en los libros y cuadernos de la escuela y pronto llamaría la atención de sus maestros por sus calificaciones y sus deseos de superación. Con becas culminó su bachillerato, estudios superiores y ahora estudia una maestría en Alemania.

“La experiencia internacional que la educación te pueda abrir es importante para el desarrollo de cualquier persona. Yo creo que todos los salvadoreños independientemente de su condición social, estudios, gustos personales, todos deberíamos tener una experiencia internacional, salir a otro país y salir de la caja de confort del día a día”, expresó Frank.

¿Qué es la educación para usted?

Para mí la educación ha sido esa llave que me ha permitido viajar y conocer otros países. Yo soy originario de Soyapango de una de las colonias muy populosas de ese municipio y comencé a estudiar mi bachillerato gracias a una beca.

Yo estudiaba en una Escuela Carmelita y ellos me becaron para irme al Padre Arrupe que es una institución de origen español  fue ahí donde me abrieron la mente de una forma excepcional.

¿Siempre fue un niño sobresaliente?

Fui un niño promedio antes. Sucedió que hubo un antes y después en mi vida; mi papá nos dejó y se fue de la casa.

¿Cuántos años tenía?

Tenía 11 años cuando se fue de la casa y yo era el mayor de tres hermanos, mi mamá se volvió madre soltera y fue una situación sumamente difícil. Mi papá nos dijo: Me voy para Estados Unidos para sacarlos adelante.

Pero mi papá no se fue para los Estados Unidos sino que se fue para Guatemala con una mujer más joven que mi mamá y mucho más joven que él. Era la hija de la señora que nos cuidaba a nosotros…eso para nosotros fue difícil. Ahí me empecé a enfocar en los estudios porque era una forma de darle un orgullo a mi mamá.

¿Cómo cerró el capítulo con su papá?

Nos perdonamos, a mis hermanos nos unió mucho toda esa situación y valoramos la vida de una forma diferente. Sabemos que las cosas cuestan y por eso lo valoramos más. Mis hermanos se han vuelto sumamente visionarios.

¿Entonces canalizó todo el sufrimiento hacia los estudios?

Exactamente. Empecé a ganar los primeros lugares desde 8to grado. Fueron momentos duros en el bachillerato, ser un adolescente que tenía que dedicarse a los estudios, el deporte también me ayudó a liberar estrés. En el colegio me fue súper bien. En mi graduación de bachiller me dieron una sorpresa porque me dieron una beca para la universidad.

¿Qué hizo en Alemania?

Regresé hace poco y este país es un paraíso que ha sido mal administrado desde hace décadas. Cuando estuve en Alemania después de cinco meses de invierno extrañé mucho nuestro clima. Estuve estudiando mi maestría luego de trabajar en el Centro Emprendedor de la ESEN. Regresé hace poco a nuestro país, que considero que es un paraíso, mal administrado desde hace décadas, pero un paraíso después de todo.

¿Del Colegio Arrupe salió becado para la ESEN?

Sí, becado por una Fundación Española y empecé a estudiar Economía y Negocios.

¿Por qué le llamó la atención la economía?

En mi familia hay muchos emprendedores y un modelo a seguir que yo tenía en mi niñez, después de que mi papá se fue de la casa, fue un tío que estudiaba Administración de Empresas y Contaduría Pública. Yo veía que mi tío –que en paz descanse- era un papá para mí y yo quería ser como él.

En bachillerato estudié Técnico en Contaduría Pública y le ayudé a mi tío en el despacho contable y una librería que ellos tenían trabajando en mí tiempo libre para ayudarle a mi mamá en la casa y así poder ganar experiencia. Ahí me di cuenta que eso era lo mío, que me gustaban los negocios y me gustaba emprender.

Ahí dije que quería poner mi propio negocio y me fui a la ESEN a hacerme el examen. Me dijeron que había quedado con una de las mejores notas de esa época y una fundación de España visitó al Arrupe y nos hizo una serie de entrevistas y mis maestros me propusieron. Les conté del proceso que tenía y en mi graduación me dijeron que me había ganado la beca para ir a estudiar a la ESEN.

Luego se vino la crisis financiera en 2008 y España se vino abajo y la beca dependía de la industria inmobiliaria que fue la primera que cayó y retiran la beca a unos 12 o 15 estudiantes de la ESEN y terminando mi primer año con buenas notas me retiran la beca.

Pero gracias a Dios apliqué a otra beca de una fundación Suiza y al final del proceso me gané la única beca y fue así como pude continuar en la ESEN. Al final fui muy afortunado porque me pude ir de intercambio a otro país.

Tuve la primera experiencia internacional en Chile y eso me abrió los ojos. Chile es un país pujante y de primer nivel pero todos los países tienen problemas iguales o peores que nosotros. La diferencia con estos países es que ellos se enfocan en lo positivo y en sus fortalezas; en El Salvador siento que nos enfocamos más en las debilidades que tenemos.

¿Cómo llegó a trabajar en la ESEN?

Durante el intercambio estudié en Chile en una universidad de negocios y ahí me di cuenta que entre economía y negocios me encanta más los negocios. Me gusta la parte práctica, apoyar a los emprendedores, ver crecer un negocio y apoyar con un impacto social. Cuando regresé acá en mi último año de universidad me contrataron como ayudante de la ESEN y estuve trabajando a medio tiempo mientras y me gradué con honores.

Luego de graduarme me dijeron que me podía ir a cualquier empresa que quisiera pero la ESEN me dio la oportunidad y me contrataron antes de graduarme. Comencé apoyándolos en el Centro Emprendedor y se comenzó a posicionar como un centro de apoyo e innovación.

¿Entonces su vocación es emprender?

Exactamente, fue como un rompecabezas que se fue armando poco a poco y fui encontrando mi pasión en el tema de emprender y que otros lo hagan. Ahí estuve cuatro años y luego apliqué a una beca para Alemania…

¿Su inglés debe ser muy bueno?

(Ríe) Mi inglés fue autodidacta porque en verdad yo tenía miedo con mi inglés. Mi inglés no era tan bueno como el de mis compañeros que se habían graduado de la Escuela Americana o colegios bilingües, tenía miedo pero poco a poco fui leyendo, me preparaba para los exámenes, escuchaba música en inglés, noticias en inglés, y así mi vocabulario fue mejorando y con la experiencia en Alemania me di cuenta que mi inglés era bueno.

Es que allá (Alemania) era necesario hablar inglés porque nadie te iba a entender en español. Ahí fue representante de la maestría, regresé a El Salvador a aplicar mi tesis acá porque pedí permiso para que mi tesis fuera práctica y enfocado al país

¿Y su tesis de qué se trata?

Va enfocada en la innovación y la internacionalización de los emprendedores salvadoreños. Quiero investigar a los emprendedores que quieren dar a conocer su capacidad afuera pero desde El Salvador. Me interesan emprendedores como Lula Mena o Violeta Martínez.

¿Y usted qué emprende?

Actualmente estoy emprendiendo un proyecto de apoyo de no discriminación en las organizaciones. Hemos desarrollado un índice que mide cómo las empresas tienen prácticas de equidad y diversidad en su clima laboral. Surgió de una necesidad que vimos en la materia de Comportamiento Organizacional de la ESEN y queremos evaluar a las empresas.

Este es un emprendimiento en conjunto y se han diseñado un índice que ya se está aplicando y queremos regionalizarlo y es el Índice de Inclusión y Equidad Empresarial. Consiste en evaluar y promocionar a las empresas que tienen prácticas de no discriminación en términos de equidad de género, de personas con discapacidad, personas con VIH, u otra enfermedad crónica, también la comunidad LGBT y otras minorías que son sumamente discriminadas en El Salvador.

Ya tenemos empresas sumamente interesadas en este índice. Y sabe, yo he sido discriminado muchas veces por ser joven. Han dicho “ese niño”, “el niño de la ESEN”, y tenía que demostrar que “el niño” podía hacer consultorías, hacer proyectos.

Tengo una idea que no me deja dormir y es que quiero trabajar con los artesanos salvadoreños, quiero desarrollar una marca de zapatos y quiero exportar productos dándoles un salario justo, que pague el talento nacional que tenemos. Quiero ser ese canal para internacionalizar lo productos artesanales que son de muy buena calidad y que no son valorados.