Ximena Hilleprandt: Los ciudadanos nos tenemos que involucrar

Una ciudadanía más activa y pro-activa es una de las aspiraciones de Ximena Hilleprandt, una joven politóloga que dejará plasmado su visión de un horizonte común en la tercera edición del libro El País Que Viene.

A sus 27 años es licenciada en Ciencia Política y Gestión Pública de la Universidad Internacional de Cataluña, Barcelona, España. Además es Máster en Cooperación Internacional por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Relaciones Públicas y Protocolo, Divulgación Dinámica formación, y más.

“La participación de los jóvenes en política es muy baja, entre otras razones, debido a que no se sienten identificados con ningún proyecto político, están cansados de lo mismo, y sobre todo, porque no conectan con el discurso de los políticos que nunca evolucionó de la misma manera que hemos evolucionado los salvadoreños”, son las palabras de Ximena, refiriéndose a la apatía que tienen los jóvenes con los diferentes sectores políticos.

En la actualidad Ximena es colaboradora del diputado Johnny Wright Sol y tiene mucho que aportar a nuestro país El Salvador.

¿Qué le motivó a participar en la tercera edición del País que Viene?

En primer lugar es un honor para mí compartir este espacio con los 60 coautores. Quizá somos jóvenes que tenemos diferentes pensamientos, distintas propuestas acerca del camino a seguir para conseguir los cambios que necesita nuestro país, pero esta plataforma nos une bajo una misma misión, que es, tener un mejor El Salvador. Además lo que me motivó fue esta diferencia de pensamiento, demostrar el hecho de que sí podemos converger en lo importante, que no importa de dónde vengamos, que hayamos estudiado, cuáles sean nuestras prioridades, al final del día todos somos salvadoreños y queremos un país del que nadie se quiera ir. El País Que Viene es una plataforma que pone de manifiesto que sí habemos personas que queremos cambiar nuestro país a través de nuestra voz y con este libro hacemos el llamado a los lectores, principalmente,  jóvenes que se involucren en las distintas iniciativas con las que se sientan identificados y se conviertan en agentes de cambio.

¿Por qué decidió estudiar la carrera de Politóloga?

Bueno vengo de una familia de areneros, siempre he estado cerca del espectro político y a la hora de escoger esta carrera, bueno…no fue precisamente una bienvenida la que me dieron en mi casa, se sorprendieron y me dijeron que de tantas carreras que pude haber escogido, por qué había escogido una tan complicada y poco popular, pero les dije que la decisión ya estaba tomada, que yo quería hacer algo por El Salvador y que estudiar política era lo primero que  tenía que hacer. Fue así como me embarqué en esta aventura.

Luego me fui a estudiar Ciencias Políticas y Gestión Pública a Barcelona, España, Decidí estudiar en ese país porque tienen una política fuera de lo común. España es una monarquía parlamentaria, es decir tienen un reinado, su jefe de gobierno, geográficamente está dividida por Comunidades Autónomas cada una con su gobierno autónomo pero supeditado a la Administración Central del Estado etc.  Fue todo un reto, empezando porque mis clases eran en catalán y yo en mi vida había oído hablar de ese idioma, por supuesto lo tuve que aprender, pero esta sin duda fue una experiencia que no la cambio por nada.

¿Hay algo de todo ese aprendizaje que lo esté poniendo en práctica en nuestro país?

Sí, precisamente por eso regresé a mi país. Cada vez que aprendía algo nuevo decía “esto lo deberíamos de hacer en El Salvador”. Me fui con la idea de quedarme un tiempo trabajando allá al finalizar mis estudios, pero soy muy arraigada a El Salvador y luego de cuatro años decidí que era tiempo de regresar. Sin embargo, de España aprendí que los derechos se conquistan en la calle. Los españoles sí reconocen que el poder está en sus manos, la ciudadanía sí se manifiesta con cualquier infinidad de decisiones equivocadas que toman sus gobernantes, allá hay más de 12 manifestaciones al mes. Podría decir que es ese llamado a involucrarse y a construir país lo que más estoy poniendo en práctica.

¿Hace falta que los jóvenes tengan más protagonismo?

Definitivamente. Para las siguientes elecciones existe un bono demográfico nunca antes visto, incluso me atrevo a decir que es histórico. Este bono equivale a más de medio millón de jóvenes que votan por primera vez. Pero las encuestas señalan una apatía increíble y esto es alarmante. Tenemos que dejar de quejarnos en redes sociales y pasar a la acción. Nuestra inacción lejos de ser positiva, frustra o atrasa los cambios necesarios en nuestro país y esto a su vez genera conformismo por parte de nuestros políticos. Ellos (los políticos) tienen claro que si su ciudadanía nunca despierta, nunca les protesta, nunca se queja; tienen vía libre de seguir actuando como lo han venido haciendo desde que se firmó la paz y esto se vuelve parte de un círculo vicioso.

¿Cómo vislumbra la política partidaria en nuestro país?

Defiendo un sistema de partidos sólido. Creo que le añade valor a nuestra democracia el hecho de tener las diferentes visiones plasmadas en los partidos políticos. Sin embargo, tenemos una política partidaria complicada, tenemos polos opuestos pero con características similares. Podemos decir que contamos con partidos cerrados y excluyentes, evidentemente cada partido con sus temas, pero al fin y al cabo, cerrados. Nuestro sistema político está en crisis, lo vemos en las estadísticas; más del 50% de la población no se identifica con ningún partido político, no está contento con la actual gestión, pero no quisiera que el partido en la oposición regrese al poder. Hay que fortalecer nuestro sistema de partidos.

¿Cómo considera usted que podría mejorar la situación del país?

Los jóvenes tenemos el reto de no arraigarnos a estas ideas radicadas en el pasado. Las futuras generaciones debemos estar unidas. Todos los salvadoreños tenemos el reto de rescatar la tolerancia y el respeto, tenemos que aprender a vivir todos en una cultura de paz, cada uno con nuestras diferencias pero teniendo claro que nos une un mismo país y las mismas ganas de quererlo cambiar.

¿Cuál es su anhelo Ximena?

Trabajar por un mejor El Salvador. Yo quisiera verlo unido, que estemos orgullosos de nuestro país. Me gusta ver que todos saltamos de alegría cuando gana un equipo de fútbol, de igual forma me gustaría que nos alegráramos cuando un vecino pone un negocio y le va bien o cuando un salvadoreño triunfa y pone en alto el nombre de El Salvador. Quisiera que todos dijéramos con orgullo “yo soy salvadoreño”. Mi anhelo es que seamos capaces de dejar a un lado esas rivalidades, esa competencia que nos divide y nos polariza. Además me gustaría tener un país más seguro, más confiable, un país que tenga prestaciones básicas garantizadas para sus ciudadanos, un país con una institucionalidad fuerte y creo que no solo es mi sueño, sino el de la mayoría de los salvadoreños.

¿Cómo fue su niñez Ximena?

Mi niñez fue sumamente tranquila. Eran otros tiempos los que concurrían. Yo todavía pude jugar pelota fuera de mi casa, pude caminar por las calles de mí colonia sin temor a que me pasara algo, iba a jugar al parque de mi colonia los fines de semana cuando no salía con mis primos a andar en bicicleta alrededor de la manzana.  En este sentido puedo decir que tuve una niñez privilegiada, nuestros niños hoy día se consideran privilegiados si llegan con vida a sus casas.

¿Qué le gustaría cambiar del país  si lo pudiera hacer?   

La inacción de sus ciudadanos por un lado, y la forma de hacer política. Quisiera ser testigo de esa transformación social que necesita El Salvador. Los salvadoreños se tienen que involucrar, informar, capacitar constantemente, deben formar parte de la toma de decisiones en nuestro país de una u otra forma. No nos podemos permitir renunciar a El Salvador y darnos por vencidos. Hace falta que se nos encienda una lucecita dentro de nuestro ser que nos lleve a la acción.  Al final hay personas que te dicen “quiero un mejor país ¿Pero por dónde inicio?” Y creo que lo importante es transmitirles que desde su trinchera, desde su metro cuadrado y no necesariamente desde la política, se puede construir país y podemos cambiar las cosas.